Planear es la clave:
Al realizar la planeación de gastos de fin de año debemos jerarquizar nuestras necesidades para dar prioridad a las cosas que nos resulten más relevantes a largo plazo. Es importante reconocer y recordar que durante las fiestas de fin de año, estaremos expuestos a un sinnúmero de tentaciones de gastos. Tomate un tiempo para pensar cuáles de éstas son trascendentes y cuáles son prescindibles.
Dale prioridad a la salud:
En primer lugar, debemos considerar si en nuestra familia se requiere de algún servicio de salud como: un tratamiento, estudios de laboratorio, chequeos anuales, o adquirir un seguro. Nada hacemos con el dinero si la salud no está bien.
Visualizá gastos necesarios:
En esta categoría pueden entrar reparaciones o mantenimiento de nuestra casa o automóvil. También podemos incluir los gastos inevitables como el pago del marchamo o establecer una reserva para el nuevo ciclo escolar en caso de que tengás hijos(as).
Date un gustito:
Una vez que hemos considerado los gastos más importantes que tendremos que hacer, podemos darnos un gustito de acuerdo con nuestras posibilidades. Tomá una parte y premiate por el esfuerzo de un año de trabajo. Ojo, un gustito, no un gustote.
Aunque tradicionalmente es en enero cuando nos disponemos a pensar en nuestros buenos deseos y propósitos para el año que empieza, resulta más útil comenzar desde ahora y administrar nuestro aguinaldo en función de éstos. Mientras mejor administremos nuestros recursos, mayor tranquilidad tendremos durante las fiestas que se avecinan y los meses que les siguen.